Nuestra (pen)última actuación hortelana, un "Tiovivo de gigantes", es decir, una estructura para plantas trepadoras, como los guisantes, u otras similares...
Lo de Tiovivo... las fotos pueden mostrar porqué (Candela al menos lo ve así). Los "gigantes", bueno, Miguel está aprendiendo cada día muchas palabras, frases... y los guisantes aún le resultan un poco sosos... Debe ser más emocionante enfrentarse a gigantes que a molinos...
Aquí el amigo Fran y yo dándole vida a una vieja sombrilla de bar, con la idea de crear una estructura que soporte varias matas de pequeñas trepadoras (a ver cómo nos sale el experimento).
Encontrado una ubicación que nos parece adecuada, cerca del huerto, de los puntos de agua, entre frutales en una zona en la que creemos que estará soleada en las horas más duras del otoño y el invierno... creamos una estructura y luego vamos a intentar generar un rico humus
in situ, que enriquezca el suelo sobre el que trabajaremos.
1.- Así que hemos enterrado el soporte de una gran sombrilla de bar en la tierra.
2.- Hemos usado sólo la parte de la sombrilla que entolda, para no crear una estructura muy alta, de modo que incluso las crianças puedan acceder fácilmente a ella y el viento juguetón no nos dé algún disgusto. El trozo de mástil que nos ha sobrado lo guardamos para otra movida.
3.- Orientada la sombrilla de modo que 2 de sus 4 diagonales marquen los puntos cardinales, se fija con estaquilla del lugar (palitos recios del suelo en derredor...). Y en los puntos en los que anudaremos las guías colocamos tornillos que nos sirvan para afianzar los nudos.
4.- Para fijar las guías (cordel) al suelo seleccionamos cuatro piedras grandes, del lugar, para cada punto cardinal (blanca para el norte, negra para el sur, rojiza para el poniente y amarillenta para el levante). Las piedras de las diagonales intermedias son de menor tamaño y de color al azar. Todas las piedras se lavan amorosamente con agua de nuestro pozo y se dejan secar antes de anudarles las guías. El agua de lavado se vierte bajo la estructura para dejar allí todas sus cositas...
5.- Se colocan las guías dejando el cabo suficientemente largo en torno a las piedras por si precisamos reajustar altura, cambiar el ángulo de trepado, reponer cuerda... Lástima no haber tenido a mano cuerda de pita, pero el interés por dejarlo terminado nos llevó a usar lo que teníamos a mano en ese momento. Se ha alternado la posición entre extremos de las diagonales y centro, para facilitar el acceso al laboreo en cada guía, de modo que los 8 puntos de guía al final ¡inscriben un cuadrado regular dentro del octógono! (¡¡La matemática nos ayuda!!)
6.- Para acabar la jornada empezamos a acolchar, con excedentes del propio lugar (huerto, vegetación diversa... sin flores ni semillas). La idea es obtener todas los beneficios del acolchado (biodiversidad, nutrientes, protección frente al sol y la desecación del suelo...). La tierra se encuentra un poco dura y ha estado bastante expuesta a los rigores del verano, con lo que pensábamos ayudar en los puntos de enraizaje aportando algo de tierra del huerto.
Ya estamos preparando las semillas de las trepadoras que colocaremos, terminando de acolchar y preparar el suelo... Y pensando en invitaros para ayudarnos en otras tareas de la finca: ducha solar, compostero con neumáticos, techo vivo...
¡Salud y feliz paso al otoño!
Jose.
¡Ah! Un proyecto de Fran, Candela, Miguel y Jose.